¿Atentado o autoatentado? Esas son las dos hipótesis que maneja la fiscala de Instrucción de la VIII Nominación, Adriana Giannoni, respecto a la denuncia por una supuesta agresión política que realizó Rolando Alberto Díaz, chofer del legislador amayista Alfredo Toscano. Si bien la magistrada aún no resolvió la linea de investigación definitiva, los informes balísticos la hacen sospechar de posibles falsedades en la versión del empleado del dirigente capitalino. Ayer, Giannoni recorrió el lugar del hecho, en El Manantial, y -según fuentes judiciales- corroboró las impresiones de los peritos balísticos.
Más allá de esto, el legislador Toscano insiste con defender la posición de su chofer. El amayista le relató a LA GACETA que su representante legal, Arnaldo Ahumada, planteó “el pronto despacho, orden en el proceso y la compulsa de la causa”. El viernes pasado, según Giannoni, se le denegó al parlamentario el rol de querellante en el expediente, ya que no estaba claro que fuera penalmente ofendido.
Según Toscano, la fiscala “no rechazó formalmente” ese pedido, y aseguró que “demora el derecho de recurrir al juez”. Expresó que ofreció un perito de parte para que realice un nuevo informe balístico.
Los hechos
El hecho se produjo el lunes de la semana pasada. Cerca de las 10, Toscano ingresó al recinto de la Legislatura, que estaba en sesión, y advirtió sobre un “atentado político”. Sin embargo, al investigación que lleva adelante Giannoni no parece avanzar hacia esa hipótesis.
El jueves de la semana pasada, Díaz prestó declaración como víctima en la Fiscalía. El relato del chofer del legislador amayista no convenció a los investigadores, según expresaron fuentes tribunalicias. Según dijo, debía buscar a las 7 al amayista Toscano de su casa, ubicada a siete cuadras de la Legislatura, para llevarlo a la sesión. Cuando iba por el barrio Soberanía Nacional, en El Manantial, el chofer relató que advirtió la presencia de dos motociclistas que parecían alistarse para hacer picadas. “Yo aceleré hasta unos 70 km/h aproximadamente, adelantándome normal, y siento unos ruidos metálicos del lado del conductor, pero que no le llevé el apunte”, declaró Díaz. Agregó que, al llegar a una parada de ómnibus, observó que uno de los motociclistas se puso delante suyo, y que luego aparecía el otro rodado. Allí, según el relato del chofer, se produjo un intercambio con los desconocidos, a los que no pudo identificar. Segundos después, afirmó Díaz, llegó un auto VW Gol Power negro, sin patente, que tenía una calcomanía “Manzur-Jaldo”. El chofer manifestó que, tras una breve discusión, uno de los individuos le dio una trompada en la nariz y un golpe en el pecho. Relató que los agresores se marcharon, pero antes sintió “como que tiraban piedritas en el parabrisas”. Y narró que se tuvo que limpiar la sangre de la nariz que le goteaba con un algodón y un poco de iodo. “Cuando levanto la mirada me doy cuenta que tenía algo en el parabrisas”, añadió, en alusión a una nota que se refería a “los amayistas”.
La fiscal Giannoni recibió los informes balísticos y los datos no coinciden con el relato de Díaz, según fuentes judiciales. Los peritos remarcaron que los disparos fueron realizados con un arma a gas o aire comprimido, y que el vehículo estaba quieto cuando recibió los impactos. Además, no encontraron sangre en el vehículo en el que iba el chofer, y según los investigadoras, sólo tenía una lesión leve en la nariz que no se condice con la versión de una paliza. En los próximos días, con las nuevas pericias, Giannoni podría tener un panorama definitivo del caso.